Ichigo Ichie: The Deeper Meaning Behind a Once-in-a-Lifetime Tea Gathering

Ichigo Ichie: El significado más profundo de una reunión de té única en la vida

"Ichigo Ichie" - Un encuentro único en la vida

Entre las muchas expresiones asociadas a la ceremonia japonesa del té, ninguna es más venerada que Ichigo Ichie - "una vez, un encuentro". Estas profundas palabras fueron pronunciadas por Sen no Rikyū, el legendario maestro del té que elevó la práctica del chanoyu al refinado arte del chado (la Vía del Té), y cuya influencia contribuyó a convertirlo en un tesoro cultural reconocido en todo el mundo.

Hoy en día, muchos interpretan que Ichigo Ichie significa simplemente "este encuentro sólo ocurrirá una vez". Sin embargo, su esencia más profunda reside en la enseñanza: "Cada reunión de té es un encuentro único en la vida; por lo tanto, acércate a él con sinceridad y devoción de todo corazón".Es este espíritu -de presencia seria y sinceridad de corazón- el que Sen no Rikyū trató de encarnar a través de la Vía del Té. Más que la etiqueta o el ritual, es esta misma mentalidad la que esperaba transmitir a las generaciones futuras.

De chanoyu a chado - el viaje del té japonés, explora cómo chanoyu, el arte de la preparación del té, evolucionó a chado, la Vía del Té, y finalmente se convirtió en el amado té japonés que conocemos y disfrutamos hoy en día, marca el comienzo de un pasaje épico a través de la rica y relatada historia del té japonés.

De los salones de té aristocráticos al mundo lúdico del kabuki del té

En el siglo XIV, el disfrute del té verde (matcha) se había extendido más allá de los templos, arraigando entre la aristocracia y la clase samurái.

En refinados espacios parecidos a "salones de té", los anfitriones exhibían obras de arte chinas importadas, elegantes jarrones y quemadores de incienso impregnados de exquisitas fragancias. Esta práctica cultural, conocida como kaisho no cha -reuniones para tomar el téen las que se agasajaba a los invitados con poesía y refinada hospitalidad- se convirtió en una expresión de moda de sofisticación estética.

Por la misma época, empezaron a ganar popularidad los tōchakai -reuniones competitivasde té en las que los participantes degustaban diversos tipos de matcha y adivinaban su origen-. Estos eventos evolucionaron gradualmente hasta convertirse en extravagantes eventos dentro de los salones de té nobles, en los que no sólo se servía té, sino también alcohol, comidas elaboradas e incluso juegos de azar.

La élite se entregó tanto a estas sofisticadas diversiones que finalmente se impusieron prohibiciones oficiales, revelando hasta qué punto la sociedad había caído bajo el hechizo del té. Fue la reconexión espiritual entre el té y el zen lo que finalmente puso fin a los excesos desenfrenados de los tōchakai.

■ La unidad espiritual del té y el zen - Wabi-cha

De la opulencia de los salones de té aristocráticos y la indulgencia lúdica de las reuniones tōchakai, la cultura del té cambió hacia una forma más tranquila e introspectiva: el wabi-cha.

Este estilo meditativo de preparación del té, que se practicaba en una habitación íntima con cuatro tatamis y medio, hacía hincapié en la sencillez, la quietud interior y el refinamiento espiritual, de forma muy similar a la meditación zen. Extendiéndose rápidamente por todo Japón, el wabi-cha se transformó en chanoyu, un ritual que no sólo celebraba el té, sino que también llegó a encarnar la refinada sensibilidad estética del espíritu japonés.

A partir del siglo XVI, las élites gobernantes de Japón llegaron a apreciar profundamente la Vía del Té. Fue durante esta época cuando Sen no Rikyū -actualmente la figura más célebre de la historia del té japonés- ejerció de maestro principal del té, supervisando la práctica del chanoyu y nutriendo a una generación de devotos discípulos.

Entre sus enseñanzas sobre el espíritu apropiado con el que se debe dirigir una reunión de té surgió la frase ahora icónica ichigo ichie:"una vez, una reunión". Gracias a un discípulo que grabó cuidadosamente estas palabras, ichigo ichie trascendió el mundo del té y entró en la vida moderna, donde sigue encarnando el espíritu japonés de hospitalidad sincera, un ethos que se ha transmitido silenciosamente de generación en generación, y que sin duda seguirá perdurando.

A partir del siglo XVII, durante el periodo Edo, la Vía del Té empezó a conocerse como chado, transmitiendo la esencia espiritual del wabi-cha. Esta transición sentó las bases de la cultura del té que conocemos hoy. Mientras que el chanoyu servía como fuente de serenidad diaria para los templos y la clase dirigente, ¿qué tipo de té bebía la gente corriente en sus hogares y pueblos?

Exploramos esta cuestión en "Distritos de té y té matutino: ¿qué tipo de té bebía la gente corriente?".

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